viernes, 19 de febrero de 2010

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Una frontera letal para el lobo

El parque nacional de Picos de Europa sólo censa cinco familias de lobo ibérico en su territorio, pero autoriza la batida de ejemplares siguiendo la criticada gestión de la Junta, que este año cazará 42 individuos.

No entienden de fronteras. Y eso, en Picos de Europa, es cosa de vida o muerte. De una parte, el territorio enclavado dentro del parque nacional protege a los lobos, aunque este año ha autorizado controles poblaciones sobre los grupos más activos; la última ocasión ha sido en Posada de Valdeón, a mediados de diciembre durante una batida de jabalíes. De otra parte está la montaña gestionada por el parque regional de la Junta, donde el lobo es especie cinegética y, además, muy perseguida por el hombre. Los criterios contrapuestos en ambos territorios está reproduciendo viejos conflictos de intereses y una compleja situación social que lleva camino de engendrar un nuevo problema en la zona, cruce de denuncias incluido. Eso sin contar que Asturias sigue su propia planificación sobre la especie, al igual que Cantabria, a pesar de que los ejemplares se mueven por una misma unidad biogeográfica que abarca unos 3.000 kilómetros cuadrados.

El Parque Nacional de Picos de Europa y su entorno más cercano albergan cinco manadas de lobos agrupadas en familias de entre cinco y nueve miembros, por lo que el único parque nacional de España donde hay presencia regular de poblaciones silvestres de lobo albergaría no más de 25.45 ejemplares, según revela el Ministerio de Medio Ambiente en su último informe sobre la especie, correspondiente a diciembre del 2009. Al margen de los lobos que hacen vida aislada, el censo de las poblaciones de este mítico cánido adelantado hoy por este periódico es el más preciso que se ha realizado hasta la fecha en el parque. El único que existía comparable hasta ahora es el que realizó la Junta de Castilla y León en el 2001 en su territorio, por donde campean según sus informes de 40 a 50 familias reproductoras.

Muestreos en nieve. Entre el 2008 y este año -”aún quedan por realizar muestreos en nieve-”, los técnicos del Ministerio de Medio Ambiente han realizado recorridos de muestreo en diferentes épocas del año, aunque durante los meses de agosto y septiembre se han logrado extraer elevadas concentraciones de indicios sobre la localización de grupos reproductores dentro del espacio protegido y su entorno.

Valdeón (León), Lagos de Covadonga (Asturias), Fonfría (Cantabria) y Cabrales-Tresviso (Asturias-Cantabria) son las cuatro áreas donde se ha confirmado la presencia de ejemplares, bien a través de escuchas o de otras señales concluyentes sobre el proceso de reproducción. Tanto en la zona de Casaño, como en San Glorio y en el área de Dobres-Amieva no se han hallado evidencias de lobo, razón que ha llevado al ministerio a adoptar medidas contundentes. La dirección del parque nacional restringía este año a la Reserva Regional de Caza de Riaño, dependiente de la Consejería de Medio Ambiente en Castilla y León, las cacerías de lobos en la zona Dobres-Amieva, en donde, además de no poderse confirmar la presencia del cánido, ni siquiera se ha detectado su paso a lo largo de todo el 2009, dato que lleva a la preocupación.

«Castilla y León no tiene una política de gestión más allá de matar todo lo que puede, incluidos los lobos», denuncia Roberto Hartasánchez, dirigiente del Fondo en Asturias para la Protección de Animales Salvajes (Fapas) y uno de los participantes del Proyecto Lobo que desarrolló hasta no hace muchos años esta entidad.

Los datos oficiales de la Junta para la temporada de caza 2009-2010 autorizan la muerte de 42 lobos frente a los 29 cánidos que hubo de cupo en la temporada anterior. Los cupos son el criterio -”arbitrario, en opinión de muchos-” por el que se rige la dirección del parque regional para realizar controles poblacionales de lobos. El Plan de Gestión del Lobo en Castilla y León comarcaliza los cupos por amplias áreas geográficas. Riaño y Mampodre integran la más representativa al norte del río Duero, donde el lobo se puede abatir. «La fragmentación en la gestión y la mortalidad inducida por el hombre a través del furtivismo implican que el marco normativo de referencia internacional considere al lobo especie casi amenazada, mientras que en León la garantía legal que debería suponer un parque nacional no es real porque está efectuando acciones que fomentan esa fragmentación», afirmó el biólogo Jorge Echegaray, investigador de la Estación Biológica de Doñana y colaborador de la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (Ascel).

El Ministerio de Medio Ambiente defiende su gestión «en base al importante incremento de daños» que se han registrado desde el inicio de la temporada de pastos y en función de los datos sobre la evolución demográfica de la especie, con dos temporadas de cría acumuladas desde las últimas intervenciones de control. En mayo del año pasado, la Comisión Mixta del parque nacional autorizó controles poblaciones de lobo sobre los grupos más activos y que no son objeto de actuaciones externas al parque nacional. En Cabrales-Tresviso se planteó la extracción de hasta dos ejemplares y en Lagos de Covadonga hasta tres individuos. En el primer grupo se extrajeron los dos ejemplares previstos (un macho adulto de 40 kilos y un juvenil de 18 kilos) el 23 de septiembre y en Covadonga se extrajo un ejemplar (macho adulto de 40 kilos) el 27 de octubre, por lo que las labores de control todavía siguen activas.

«Los controles no son proporcionales con el volumen de los daños o la socioeconomía de la zona», denuncia Echegaray. «El lobo sufre en León una persecución indiscriminada», opina el conservacionista Roberto Hartasánchez. Ambos coinciden en que la irregular gestión del lobo en la zona se ve agraviada aún más por «el hermetismo» de los responsables de las reservas de caza.

Castilla y León regala lobos pero nadie los quiere

Empecemos por el principio.

Primero la razón: Castilla y León ha aprobado un Plan de Conservación y Gestión del Lobo que propone matar más de un centenar de lobos en esta nueva temporada de caza. El 10 y el 30 por ciento de la población actual, estimada entre 1.500 y 2.000 ejemplares.

Ahora la explicación, confesada por el director general de Medio Natural de la Junta de Castilla y León, José Ángel Arranz, al periódico La Razón.

«Hemos solicitado trasladar algunos lobos a otras comunidades pero no

nos han apoyado, ya que no los quieren; por tanto, nos vemos obligados a proponer este número de cupos con el fin de garantizar su conservación a largo plazo y mantener los objetivos de gestión».

Según los expertos, las administraciones regionales no están por la labor de repoblar con el excedente de lobos conflictivos castellanoleoneses los espacios naturales de Extremadura, Andalucía o la Comunidad de Castilla-la Mancha, donde esta especie está en peligro de extinción.

Y eso que todos le reconocen al lobo un papel fundamental en el equilibrio de los ecosistemas, elemento clave para evitar la expansión incontrolada de jabalíes y ungulados silvestres, así como de enfermedades entre estos animales de interés cinegético.

Tampoco son tan terribles los odiados cánidos salvajes. Según datos del Grupo para el Estudio y Defensa de la Montaña Oriental Leonesa, los daños causados por el lobo en la zona de Riaño suponen un coste medio anual para la Junta de Castilla y León de 13.801 euros, mientras que las indemnizaciones pagadas los ciervos y jabalíes alcanzan una media anual de 122.177 euros.

Pero una cosa es saberlo y otra es quererlos. Y a los lobos no los quiere nadie. Aunque se los regalen.

Si fueran urogallos o cernícalos primilla no pondrían pegas. Los recibirían con los brazos abiertos y decenas de cámaras de televisión. Sin embargo, el lobo sigue provocando un general rechazo atávico, a excepción de entre los cazadores, quienes sueñan con poder darlos muerte a todos y colgar sus trofeos sobre la chimenea.

En la foto de EFE, una de las últimas matanzas de unos lobos en Castilla y León, donde este invierno quieren acabar con un centenar que, aseguran, sobra.

Fuente: Diario de León






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